Si buscamos en el diccionario la palabra "fascismo”, nos podemos encontrar con diferentes acepciones, la más común hacia la referencia histórica de su creador Benito Mussolini y sus características versiones en la Alemania, España o Japón (entre otros) de la época. Otros de los significados hacen alusión a los conceptos políticos que lo componen o el posterior uso de la palabra, su aplicación a personas, actuaciones, etc.
Claro, después de conocer el concepto, miramos alrededor y vemos que las dictaduras militares quedan lejanas en el tiempo o el espacio para la población de a pie, y uno se pregunta: ¿la lucha antifascista consiste únicamente en identificar a fascistas por la calle? o ¿para qué luchar contra el fascismo si no estamos en una dictadura? ¿Dónde está el fascismo? Pues les respondo, les respondemos:
Hay fascismo en cada manifestación reprimida a golpes por la policía, en cada civil detenido por luchar en favor de la libertad, en cada sospechoso torturado en el sótano de cualquier comisaría o en cada preso separado de su familia y su tierra como maléfico y vil añadido a su castigo por no acatar el sistema impuesto. Hay fascismo en el racismo y la xenofobia que practican algunos sectores de la población, en comentarios burlescos e incluso prácticas humillantes; en el que practican las instituciones y las fuerzas de seguridad represoras del estado contra la inmigración, y a favor de los racistas y xenófobos y de la violencia de los descerebrados hacia la diversidad étnica y cultural. Hay fascismo en el sistema económico y financiero internacional, en las empresas que explotan a sus trabajadores por un mísero salario; en el capitalismo, en la invasión y ocupación de territorios por fines únicamente económicos y, por supuesto, privados. Hay fascismo en el colonialismo de las metrópolis que explotan, pisan y ahogan a la población colonizada, aunque tengan aparente libertad traducida en poder comprar, gastar y pagar. Hay fascismo en la violencia de género, en la institucional y en la mediática, también llamada "política del miedo”. El fascismo existe y se encuentra a nuestro alrededor, camuflado, se mimetiza con el terreno en cada una de sus formas o disfraces.
Los que nos declaramos abiertamente antifascistas y los que luchamos por ello, no siempre hemos salido precisamente airosos de nuestra actividad. Señalado y satanizado ante la opinión pública por los medios de comunicación, reprimido duramente por el Estado, etiquetado por los terroristas de estado y, en consecuencia, fascistas, como terrorismo o actividad terrorista, castigado con tortura, cárcel y muerte, el antifascismo siempre ha contado con una durísima respuesta. Y es precisamente ésta respuesta la que nos da cada vez más fuerza y coraje para permanecer en la brega porque, al fascismo no se le discute, ni se le debate, sino que se le combate y se le destruye.
Esta brega ha tenido grandes luchadores, grandes compañeros que se dedicaron en cuerpo y alma a la causa y que por desgracia, a muchos de ellos les costó la vida, compañeros en el ámbito internacional como son Olga Rukosyla, Jan Kucera, Feodor Vasilevich Filatov “Fredjay”, Alexei Krylov, Incola Tommasoli, Carlos J. Palomino o el más reciente Ivan Khutorskoy, asesinado a tiros el 16 de noviembre, este mismo lunes. Es tan palpable la represión y persecución a lo largo de la historia, y aquí en Canarias también, por desgracia, contamos con muchos mártires. De todos ellos, hoy queremos recordar de forma especial a Antonio González Ramos, asesinado aquí, en Tenerife, por el asquerosamente famoso comisario fascista y torturador Matute. Matute, allá donde estés, espero que te pudras.
Compañeros y compañeras, sabemos dónde está el fascismo y cómo actúa. Camaradas, que no nos engañen los partidos políticos como el PSOE, el PP o CC puesto que son ellos los que permiten manifestaciones fascistas, fomentan el fascismo, ya que entre sus filas se encuentran fascistas, torturadores, cómplices de asesinato y terroristas de estado, todos ellos llenándose los bolsillos a costa del trabajo, sufrimiento, libertad e incluso la muerte de personas a causa de su vírica actuación política. Sólo existiendo, ya hacen muchísimo daño.
Compañeras y compañeros, no se queden sentados siendo partícipes de que esto se legitime y se prolongue en el tiempo. Levántense, salgan a la calle, luchen, actúen, que sepan que somos más y más fuertes, que sepan que están condenados a desaparecer, y, en ese sentido, pondremos nuestro empeño más grande e incansable en que así sea. Sean inconformistas en la lucha y tan constantes como inteligentes.
Finalmente, les pregunto, camaradas míos: ¿queremos libertad?, ¿queremos justicia?
Finalmente, les pregunto, camaradas míos: ¿queremos libertad?, ¿queremos justicia?
Salud y antifascismo. ¡¡MUERTE AL FASCISMO!!
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