martes, 24 de noviembre de 2009

Discurso leído en Aguere durante la concentración antifascista del 21 de noviembre

Si buscamos en el diccionario la palabra "fascismo”, nos podemos encontrar con diferentes acepciones, la más común hacia la referencia histórica de su creador Benito Mussolini y sus características versiones en la Alemania, España o Japón (entre otros) de la época. Otros de los significados hacen alusión a los conceptos políticos que lo componen o el posterior uso de la palabra, su aplicación a personas, actuaciones, etc.
Claro, después de conocer el concepto, miramos alrededor y vemos que las dictaduras militares quedan lejanas en el tiempo o el espacio para la población de a pie, y uno se pregunta: ¿la lucha antifascista consiste únicamente en identificar a fascistas por la calle? o ¿para qué luchar contra el fascismo si no estamos en una dictadura? ¿Dónde está el fascismo? Pues les respondo, les respondemos:
Hay fascismo en cada manifestación reprimida a golpes por la policía, en cada civil detenido por luchar en favor de la libertad, en cada sospechoso torturado en el sótano de cualquier comisaría o en cada preso separado de su familia y su tierra como maléfico y vil añadido a su castigo por no acatar el sistema impuesto. Hay fascismo en el racismo y la xenofobia que practican algunos sectores de la población, en comentarios burlescos e incluso prácticas humillantes; en el que practican las instituciones y las fuerzas de seguridad represoras del estado contra la inmigración, y a favor de los racistas y xenófobos y de la violencia de los descerebrados hacia la diversidad étnica y cultural. Hay fascismo en el sistema económico y financiero internacional, en las empresas que explotan a sus trabajadores por un mísero salario; en el capitalismo, en la invasión y ocupación de territorios por fines únicamente económicos y, por supuesto, privados. Hay fascismo en el colonialismo de las metrópolis que explotan, pisan y ahogan a la población colonizada, aunque tengan aparente libertad traducida en poder comprar, gastar y pagar. Hay fascismo en la violencia de género, en la institucional y en la mediática, también llamada "política del miedo”. El fascismo existe y se encuentra a nuestro alrededor, camuflado, se mimetiza con el terreno en cada una de sus formas o disfraces.
Los que nos declaramos abiertamente antifascistas y los que luchamos por ello, no siempre hemos salido precisamente airosos de nuestra actividad. Señalado y satanizado ante la opinión pública por los medios de comunicación, reprimido duramente por el Estado, etiquetado por los terroristas de estado y, en consecuencia, fascistas, como terrorismo o actividad terrorista, castigado con tortura, cárcel y muerte, el antifascismo siempre ha contado con una durísima respuesta. Y es precisamente ésta respuesta la que nos da cada vez más fuerza y coraje para permanecer en la brega porque, al fascismo no se le discute, ni se le debate, sino que se le combate y se le destruye.
Esta brega ha tenido grandes luchadores, grandes compañeros que se dedicaron en cuerpo y alma a la causa y que por desgracia, a muchos de ellos les costó la vida, compañeros en el ámbito internacional como son Olga Rukosyla, Jan Kucera, Feodor Vasilevich Filatov “Fredjay”, Alexei Krylov, Incola Tommasoli, Carlos J. Palomino o el más reciente Ivan Khutorskoy, asesinado a tiros el 16 de noviembre, este mismo lunes. Es tan palpable la represión y persecución a lo largo de la historia, y aquí en Canarias también, por desgracia, contamos con muchos mártires. De todos ellos, hoy queremos recordar de forma especial a Antonio González Ramos, asesinado aquí, en Tenerife, por el asquerosamente famoso comisario fascista y torturador Matute. Matute, allá donde estés, espero que te pudras.
Compañeros y compañeras, sabemos dónde está el fascismo y cómo actúa. Camaradas, que no nos engañen los partidos políticos como el PSOE, el PP o CC puesto que son ellos los que permiten manifestaciones fascistas, fomentan el fascismo, ya que entre sus filas se encuentran fascistas, torturadores, cómplices de asesinato y terroristas de estado, todos ellos llenándose los bolsillos a costa del trabajo, sufrimiento, libertad e incluso la muerte de personas a causa de su vírica actuación política. Sólo existiendo, ya hacen muchísimo daño.
Compañeras y compañeros, no se queden sentados siendo partícipes de que esto se legitime y se prolongue en el tiempo. Levántense, salgan a la calle, luchen, actúen, que sepan que somos más y más fuertes, que sepan que están condenados a desaparecer, y, en ese sentido, pondremos nuestro empeño más grande e incansable en que así sea. Sean inconformistas en la lucha y tan constantes como inteligentes.

Finalmente, les pregunto, camaradas míos: ¿queremos libertad?, ¿queremos justicia?
Salud y antifascismo. ¡¡MUERTE AL FASCISMO!!

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